Niños y bebes

     
 
 
 
Fotografiar niños y bebés
 
 
El nacimiento de un bebé, las fiestas de aniversario, el ritual de baño, las horas de las comidas, los primeros juegos, el aprendizaje con los patines o la bicicleta, son algunas de las múltiples situaciones en las que apetece tomar fotografías de los niños y los bebés. Procura no ser el fotógrafo que se arrepiente toda su vida de haber dejado pasar la oportunidad de captar en imágenes la evolución de los pequeños de la casa. Prepárate para tomar cientos de fotografías de esos seres entrañables mientras crecen y descubren el mundo.


Este atrevido encuadre puede resultar sorprendente (incluso criticado por los familiares más cercanos), pero no deja de ser interesante la forma en que se puede apreciar perfectamente la simpatía, y complicidad con el fotógrafo, de esta pequeña. ¡Atrévete a romper las normas!

La fotografía de niños y bebés no siempre resulta fácil, pero las ventajas de la fotografía digital en este terreno son innumerables. La facilidad de las cámaras digitales en la técnica de "apuntar y disparar" es enorme, pero tienes que contar con el inconveniente del retardo que existe entre el momento de accionar el disparador y el instante en que se produce la captura. El retardo es mínimo, pero suficiente para que, sin la debida práctica, pierdas instantes preciosos.

Si quieres hacer fotografías de niños y bebés, el primer paso que deberás intentar consiste en tener una mirada de fotógrafo. Es decir, procura que las situaciones y las anécdotas se plasmen en la fotografía de forma que tengas una imagen "interesante", que vaya más allá de la estricta documentación del hecho. Las cuatro reglas de oro que deberás observar son:
  • Trabajar desde lo más cerca posible
  • Tomar muchas fotografías
  • Desconectar el flash
  • Disponer de una buena iluminación


Acércate
Recuerda, una vez más, la máxima de que "si una fotografía no es lo suficientemente buena, es que quizá no estabas lo suficientemente cerca del motivo". En el caso de los niños y bebés, está afirmación resulta especialmente acertada. La mejor forma de expresar calidez, sentimientos y emociones es con la proximidad.

Dadas las reducidas dimensiones de los modelos, aprovecha las ventajas de la posición "macro" del objetivo. Esta opción te permitirá trabajar a distancias muy cortas y obtener planos insólitos. Recuerda la importancia de actuar como un fotógrafo y no como un familiar o persona allegada. No siempre (o mejor, casi nunca) resulta necesario incluir toda o parte de la estancia en la que se encuentre tu modelo. Procura que en el visor, o la pantalla LCD, sólo aparezca lo estrictamente necesario.



Fotografiar a los niños con su juguete preferido (o el último) suele ofrecer muchas oportunidades para captar expresiones interesantes. Para que ello sea posible, deberás acercarte tanto como puedas, ya sea con la cámara o con el zoom. En la segunda fotografía el niño está interesado con la guitarra, pero la cámara está demasiado lejos para captar la expresión. El niño se "pierde" dentro del encuadre.

Utiliza la enorme fuerza expresiva de los ojos a través de un primerísimo primer plano. Realiza planos cortos de una mano o un pie. Acércate a la boca, oreja o nariz. Comprobarás, con agradable sorpresa, la magnitud expresiva que adquieren los planos cortos de distintas partes del cuerpo.



No olvides que el punto de vista es muy importante. Procura no realizar las tomas en picado (salvo en el caso de bebés tumbados). Sitúa el centro del objetivo a la altura de la cabeza del niño o, en su defecto, muy ligeramente por encima o por debajo.

Dispara sin parar
La segunda regla de oro consiste en tomar muchas fotografías. Rompe con el esquema de la toma casi única. Aprovecha, una vez más, que un disparo con la cámara digital no comporta coste alguno. Prepárate a tomar más fotografías de las que quizá nunca has realizado.

Si combinas la dificultad de captar el instante preciso de una expresión o acción, con el retardo en la captura, podrás apreciar la necesidad de tomar cientos de fotografías para conseguir algunas imágenes "interesantes". En el caso de la fotografía de bebés y niños, los fotógrafos especialistas defienden la fórmula de disparar y no pensar. "Si piensas, puedes perder tu oportunidad", dicen. "Mientras piensas, una fotografía maravillosa acaba de perderse", añaden.



Si bien es cierto que la fotografía es una sutil combinación de diferentes elementos (creatividad, conocimientos técnicos, reflexión y espontaneidad), no siempre deben aplicarse a partes iguales ni todos al mismo tiempo. En este caso, la reflexión deber producirse antes de empezar la sesión y, después, en el momento de la selección de las fotografías. Durante la sesión dedícate a disparar y a intentar captar el "momento mágico".


¡Recuerda que la captura digital no tiene costes!. Toma tantas fotografías como puedas de las situaciones interesantes o divertidas. Busca el plano, el punto de vista y la expresión más interesante. Tendrás mucho trabajo en el proceso de selección, pero no dudes que los resultados mejoraran notablemente. Las fotografías no seleccionadas puedes borrarlas o, quizá, guardarlas por unos días, especialmente las que "casi han sido seleccionadas".

Desconecta el flash
Las innumerables ventajas del flash incorporado a la cámara no suelen servir de mucho en la fotografía de niños y bebés. Si bien es cierto que las cortas distancias de trabajo permiten aprovechar al máximo las prestaciones del flash, la luz que emite resulta poco adecuada a este tipo de fotografías. En general, el flash puede ayudarte a aumentar la intensidad de la luz, pero dificilmente ha mejorar la calidad de la misma.

El flash, como ya has estudiado en otras lecciones, modifica y altera al atmósfera de la escena. Una interesante luz de una lámpara doméstica o de una ventana sobre el modelo, se ve anulada por la iluminación plana y contrastada que proporciona el flash. El uso del flash también impide realizar muchas tomas, ya que resulta muy molesto a nuestros pequeños modelos.




En esta tierna escena familiar a contraluz, el flash elimina la atmósfera existente y crea una iluminación mucho más fría. Valora atentamente cuando es necesario conectar o desconectar el flash. No caigas en el clásico error de conectar siempre el flash en interiores o cuando hay poca luz ambiente.

La iluminación adecuada


La iluminación es uno de los mayores retos del fotógrafo. Saber qué iluminación es la adecuada no siempre resulta fácil. Pero no caigas en el error de pensar que, si hay poca intensidad de luz, es necesario conectar el flash. Aprovecha las ventajas de la luz ambiente y especialmente la luz de las ventanas, porches, sombras claras e, incluso, en el interior del automóvil. La luz difusa, y con una ligera dirección lateral, es una excelente iluminación para fotografiar niños y bebés.

El entorno doméstico ofrece diversas posibilidades que deberás intentar aprovechar en beneficio de las fotografías. Con un poco de habilidad aprenderás a manipular las condiciones para mejorar la iluminación de tus imágenes.




En exteriores, cuando las condiciones de luz en un retrato no sean satisfactorias, puedes ayudarte del flash, pero también de pequeños trucos como las pantallas reflectoras. Si cierras el plano, el propio modelo puede sujetar la pantalla reflectora y ésta quedar fuera del encuadre.

Las lámparas domésticas pueden ser muy útiles para apoyar la luz que entra por una puerta o ventana. La mezcla de ambas fuentes de luz puede provocar interesantes dominantes de color (recuerda que la luz de día es azulada comparada con la de una lámpara doméstica, que es anaranjada). También puedes utilizarlas como luz principal. Una potencia de unos 100 watios resulta suficiente en cuanto a intensidad de luz, pero puede ser un poco molesta por el calor que desprende a cortas distancias.

Las ventanas son la mejor fórmula. Trabajar cerca de una ventana permite controlar el contraste y la intensidad de la luz mediante las cortinas, persianas o la colocación de una sábana (a modo de pantalla difusora), en el caso de que los rayos de sol penetren a través de ella. Si junto a tu modelo, en el lado opuesto de la ventana, colocas una sábana, toalla o cartulina blanca conseguirás reducir el contraste gracias al rebote de luz. Esta solución se denomina luz de relleno mediante pantalla reflectora.




La luz procedente de una ventana puede ser una excelente fuente para la práctica del retrato. Si el sol incide de forma directa puedes suavizar la luz mediante una sábana o una cortina. En este caso, la ventana proporciona una clara dirección de la luz, pero con un contraste aceptable. Si el contraste resulta excesivo, puedes colocar una pantalla reflectora blanca en el lado de la sombra del modelo. Mediante la distancia que exista entre la pantalla reflectora y el modelo, podrás controlar el grado de contraste en el retrato.

Las sombras claras que se producen en porches, bajo una sombrilla, o también en el interior del automóvil, proporcionan una excelente iluminación para este tipo de fotografías. En todas estas situaciones encontrarás una luz difusa, pero con una marcada dirección que proporciona volumen a la escena. Aquí, el uso de pequeñas pantallas reflectoras también pueden serte de gran utilidad. En sombras producidas por árboles, parasoles, viseras, etc. deberás controlar las posibles dominantes de color no deseadas. En el caso del follaje de un árbol, puedes encontrarte con una fotografía en la que tu modelo tenga una desagradable dominante verde.




Las sombras claras son una situación excelente para el retrato. La ausencia de sombras en el rostro, la comodidad para el modelo y la luz estable para el fotógrafo, son aspectos de gran valor, ya que sólo te queda concentrarte en tu modelo y disparar la cámara. En entornos con vegetación, como en este caso, deberás tener cuidado con el exceso de dominante verde en la fotografía. Controla el color final de la fotografía.

Los fondos

Este es un apartado al que el fotógrafo profesional presta una gran atención. Un fondo molesto puede arruinar una fotografía con una excelente expresión o con un instante difícil de repetir. Procura trabajar con fondos lisos, con poca textura y exentos de dibujos que puedan distraer la atención visual del espectador de la fotografía.





Los fondos con edificios o vegetación suelen jugar malas pasadas al fotógrafo. El motivo queda eclipsado por potentes elementos gráficos (o aparece algo extraño detrás de la cabeza). Como siempre te hemos recomendado: acércate tanto como te sea posible y excluye todo aquello que pueda perturbar a la estética y buena comprensión de la fotografía.







 

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